Puso a producir 300 pesos y logro construir una poderosa industria

Francisco Quezada Mago, es un colmadero  de un campo de Moca que supo poner a producir  un préstamo de 300 pesos para convertirse en próspero empresario, en cuyas empresas alberga cerca de…

Francisco Quezada Mago, es un colmadero  de un campo de Moca que supo poner a producir  un préstamo de 300 pesos para convertirse en próspero empresario, en cuyas empresas alberga cerca de mil empleados.

Aunque no es mago, como lo define su segundo apellido, con esfuerzo, ingenio y un trabajo tesonero es hoy el presidente de Industrias Macier S.A., empresa dedicada a la elaboración varios productos que han logrado gran aceptación en mercado local y que comienza a expandirse internacionalmente.

Fue empleado de un colmado hasta los 22 años, lo dejo para ser chofer de carro público, pero luego decidió vender  vehículo porque oficio le resultó rentable, no le alzaba para combustible y arreglos mecánicos, ya que la mayoría de pasajeros eran amigos o conocidos y no les cobraba.

Volvió al colmado y entonces  piensa en que debe independizarse para poder casarse. Relata que se vendía shampoo y rinse al detalle y había problemas para envasarlo, ya que las damas iban a comprarlo, lo hacían en tasitas o vasos que en ocasiones se les caían antes de llegar a su casa.

Entonces le surgió la idea envasarlo en sobrecitos y decidió poner una pequeña fábrica. Al no disponer de los instrumentos para hacer el proceso, amarró un tanque en un árbol y desde ahí envasaba y  “así comenzó Macier, debajo de un árbol en un campo de Moca”.

A los seis meses se fue a un solar de su hermano, tenía que hacer una enramada pero no tenía dinero, por lo que fue a Santiago a comprar hojalatas para techarla. Pero llovía adentro y acampaba afuera. Ahí comenzó a fabricar shampoo en galones y más tarde el cloro, compraba y ya también producía materia prima. Cuando lo envasaba salía a vender, regaba el producto y lo cobraba, “lo hacía todo, trabajaba 17 horas al día”.

Recuerda que en ese entonces su madre le mandaba una “botellita” de leche, la que acompañaba de tres panes y comía por  la noche la comida que le guardaba su novia y hoy esposa Luz Marina Peña de Quezada, con quien tiene 26 años de casado.

Un hermano de su esposa le vendió un solar para pagarlo a plazo, así sigue con su pequeña empresa desde la calle Sánchez.  No tenía dinero para producir, ya estaba casado y con su compañera salía en una pequeña guagua que había adquirido a realizar su tarea de buscar materia prima, distribuir los productos.

Antes de llegar al lugar que hoy ocupa Industrias Macier, la empresa estuvo  en tres lugares diferentes del caso urbano de la ciudad Moca.

En 1992 llegaron algunas empresas a querer hacer lo que ellos hacían, por  lo que decidió comprar un terreno  y adquirió dos tareas en la carretera Ramón Cáreces, donde se instalaron por llegaron por parte, para hoy ser una imponente infraestructura.

En la ruta de la innovación

Quezada Mago siempre andaba en busca de un nicho vacío, “todavía lo estoy”, para ver que podría brindarle al consumidor que fuera necesario. Inició con la venta  sobrecitos de Shampoo y rinse y luego en galones, posteriormente introduce el cloro, desinfectante, vinagre, suavizantes y lavaplatos hasta llegar a su más reciente oferte, la del detergente líquido Nitido.

Siempre ha tratado de ser creativo e innovador, su crecimiento ha venido por creatividad e innovación, esto le valido la aceptación y que de 22 empleados que tenía en su último local en la ciudad,  hoy sean cerca de mil. Crecieron por la oferta y demanda.

Desde los inicios sus productos tuvieron buena aceptación, tanto que están en todo el país, en Haití y Puerto Rico, mientras hacen nuevos contactos para fortalecer la exportación.  

El potecito de Cloro Macier

Recuerda que 1997 se produjo una crisis muy fuerte en la empresa, “pensamos que Macier podría desaparecer”, por lo que comenzó a buscar un sustituto para el sobre de cloro que se pichaba mucho. Viajó a varios países en busca de alternativa. “Dios y la Virgen de Altagracia me iluminaron, viaje a china y allí encontré la solución, me inventaron una máquina para hacer un potecito, fue totalmente creativo, ahí comienza Macier una nueva etapa”.

Cree en la publicidad y se hizo todo una campaña con el potecito de cloro Macier que lo colocó en el mercado y “hasta hoy ha sido la luz de la empresa”.   

Integración familiar                                                                                                                                                          Todo el tiempo su esposa Luz Marina Peña de Quezada, con quien tiene 26 años de casado, ha estado a su lado, es la vicepresidenta de la empresa. Con el tiempo se han integrado sus tres hijos  estado y tres hijos.

Responsabilidad social de la empresa

La empresa ha hecho un nombre y ha fortalecido con la calidad y publicidad, cree en este recurso. Se considera un servidor, desde que nació que le gustado ayudar y estar al lado de la gente y eso le ha garantizado éxito como empresario. Ha tratado de ayudar al pueblo, a todas las instituciones ha llegado su solidaridad. “Creemos que se debe devolver parte delo que uno se gana a la sociedad”.

Momentos importantes y de satisfacciones                                                                                                                  En Moca no hay una institución privada o pública que no le haya entregado un reconocimiento. Fue reconocido por Freddy Veras Goico, por Rafael  Corporán de los Santos, por las asociaciones de comerciantes de Santo Domingo, Santiago y  Moca, la Federación de Comerciantes. Le han dedicado ferias de comercio a Industrias Macier, ha sido declarado empresario del año, ha sido declarado hijo adoptivo de varias comunidades de Moca y de san Francisco de Macorís. Precisa que la mayoría de esos reconocimientos han sido motivados por la obra social de la empresa. Próximamente  le entregarán un reconocimiento en los Estados Unidos. A pesar de todo esto, lo más importante para él ha sido su familia, “ellos son los que me han dado vida y hacen sentir orgullo”.

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